El Genocidio en Guatemala es otro juicio torcido a la izquierda como el caso Gerardi.

¿A cuántos engañaron con el juicio contra el capitán Byron Lima Oliva por el asesinato de Gerardi Conedera?

A muchos no los engañaron, sólo les dijeron lo que querían creer.  Atrévase a ver los videos con el análisis del caso y tendrá la opción de decidir (A uno de los soldados condenados lo asesinaron durante los videos y al abogado defensor que aparece en los videos lo asesinaron unos años después cuando ya estaba listo para demostrar la inocencia de los Lima): VIDEOS DEL CASO GERARDI

No pudieron ocultar a su asesino, pero sin escrúpulos
continuaron con su plan de vincular a
nuestros soldados.  Traidores por naturaleza,
asesinaron a Gerardi para darle validez, con la sangre
de su propio cómplice,
a una colección de falsos testimonios.

Se comprobó, con evidencia, que un sacerdote asesinó a Gerardi, pero, contra toda lógica, porque ese era el plan, con lujo de descaro manipularon la justicia para condenar a tres militares.

Por favor no ignoren que el asesinado era un anciano, que lo asesinó un sacerdote y que resulta difícil comprender por qué, ese sacerdote asesino, mucho más joven y fuerte que su víctima, necesitaría del auxilio de "tres militares".

Por qué?  Si condenaban al capitán Byron Lima Oliva necesitaban condenar también a su padre, un oficial retirado.  En qué enferma cabeza cabe que el oficial, para cometer semejante delito iría a traer a su anciano padre, porque necesitaba ayuda para asesinar a un anciano sacerdote, sin contar con que ya le acompañaba otro militar joven también (asesinado en la cárcel cuando intentaron que el caso quedara cerrado, pero Byron Lima Oliva logró defenderse y defender a su padre, pero el otro soldado no escapó del ataque de los sicarios)

No deberían menospreciar la lógica de los guatemaltecos:

1. ¿Quién asesinó a Gerardi?
2. ¿Quién ha intentado asesinar al capitán Lima Oliva en la cárcel?
3. ¿Quién provocó la muerte del abogado defensor de Byron Lima Oliva?

Respuesta

Los autores intelectuales son los mismos que se siguen beneficiando de los falsos testimonios que el incauto Gerardi recolectó, sin saber que sus cómplices no sólo tomarían su trabajo, sino también su sangre.

¿Es cómplice la iglesia católica o algunos izquierdistas guerrilleros en ella?  Los guatemaltecos católicos son muchos y son gente de bien que se entristece porque su iglesia se involucra en asuntos que no le corresponden y en lugar de procurar una falsa justicia, si es que aman la verdadera justicia y defender a los inocentes, no a una partida de asesinos confesos, se preguntan: ¿Por qué no le procuran justicia a sus fieles, los verdaderos inocentes abusados por sus pedófilos líderes?    En lugar de llamarle recuperar la memoria histórica a una colección de falsos testimonios de los guerrilleros contra nuestros soldados, ¿Por qué no se preocupan por recuperar la memoria de sus propios, muchísimos y crueles  asesinatos a los que le llamaron santo oficio?   Por qué esperaron casi 200 años después de sus fechorías para "pedir perdón por los abusos cometidos en nombre de la fe"?  Sería porque a esas alturas todos sus asesinos o sicarios ya habían dejado de existir?  Dentro de 200 años, también, pedirán perdón a los guatemaltecos por su complicidad con los asesinos de nuestros soldados?

Tres soldados condenados injustamente
junto al verdadero asesino,
sólo para complacer a los
exguerrilleros.  ¿Quién le hará
justicia al soldado que,
siendo inocente, fue ejecutado
en la cárcel, por sicarios que
intentaban dejar cerrado este
vergüenza de la justicia
guatemalteca?

Caso Gerardi como ejemplo. Para ellos, los guerrilleros izquierdistas, traidores por naturaleza, es un acto de sacrificio darle validez a falsos testimonios, con la sangre de su propio cómplice que nunca imaginó que sufriría una sentencia divina, “Dios no puede ser burlado, lo que el hombre siembre, eso cosechará”:  Traicionó a su patria y lo traicionaron sus cómplices.  Traicionó a su patria y a sus fieles, usando su investidura para recolectar falsos testimonios, sin imaginar que sus mismos cómplices, usarían su sangre para darle validez a las mentiras que recolectó y, en lugar de 30 monedas de plata que ya no podría utilizar, como pago le hicieron masiva publicidad como MARTIR, logrando cerrar con broche de oro su farsa, al conseguir condena para tres militares por ese crimen, sin titubear en su descaro, a pesar de haber sido comprobado el cobarde proceder del sacerdote asesino que intentó escapar; ellos no dudaron en explotar el peso de un falso Nobel de la paz, el soborno a un indigente que se contradijo descaradamente por obtener algo que,  para él, valía tanto que acusaría a su propia madre para obtenerlo y la venenosa lengua de otro representante de la Iglesia Católica, de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado que, junto al abogado acusador se inventaron la patraña que habían disparado cerca de una ventana de donde residían o trabajaban, insinuando que esa era una prueba contundente de la persecución que estaban sufriendo por acusar a los militares.   Resultado de su incoherente acusación: Condena para los militares, porque a ellos sólo les interesa que en nuestra historia quede: “Por estas cosas que escribió nuestro mártir, lo asesinaron y fueron condenados unos militares por eso”.  Que no pudieron librar al verdadero asesino, al que también quisieran convertir en mártir por haber estado en la cárcel como consecuencia del acto heróico de darle validez a sus mentiras.

Y otra vez a sacarle provecho al asesinato que cometieron contra Gerardi.  Cuando vayamos comprendiendo su mezquindad, notaremos que sus cómplices católicos, mientras Ríos Montt, era juzgado por genocidio, no por casualidad, desenterraron el cadáver de Gerardi, precisamente en esos días, cuando su cómplices ejecutaban un "auto de fe".   En sus retorcidas mentes han de creer que su cómplice y víctima se siente satisfecho de que lo puedan utilizar de nuevo para beneficio de "la causa".   No importa que contraten cientos de vallas publicitarias, ante la justicia de esta tierra deberían responder por la vida de Gerardi y la injusticia contra nuestros soldados.